La osadía no puede ser medida en yardas, ni pesada en libras; así como tampoco tiene límites. Adecuada como para ser incluida en los anales de “Lo Increíble” resulta la decisión del ex Presidente Rafael Correa de denunciar ante la O.N.U. la falta de independencia de la Función Judicial.
Seguramente está pensando que, lo que él instauró en su régimen totalitario, todavía está vigente. O que, los tentáculos que dejó insertados en la administración de justicia, todavía están a su disposición, tal como sucedió en la década perdida, cuando desde las sabatinas ordenaba lo que los jueces debían hacer.
Se autocalifica como un perseguido, cuando sólo es un investigado. La investigación es una potestad de los organismos de control y un derecho de la nación. Así como se investigó a Dilma, a Lula, a Crsitina, se debe investigar a Rafico, Nicolás, Diosdado y todos los que han hecho diabluras desde el poder.