No cabe duda que los tiempos del “MAGISTER DIXIT”; así como de que “LA LETRA CON SANGRE ENTRA” han quedado lejanos en la historia de la pedagogía universal.
El uso de la dialéctica; el raciocinio; la lluvia de ideas, como métodos y técnica de estudio, se han impuesto en la época actual.
Pero, la brecha entre alumnos y maestros se ha acentuado, respondiendo con coherencia a las condiciones críticas de la sociedad contemporánea.
Una sociedad conflictiva, con enfrentamiento insoslayable entre padres e hijos; jóvenes y adultos; profesores y estudiantes, deja mucho que desear, que analizar y que corregir.
Siempre el “EQUILIBRIO” será la fórmula que nos lleva a la conciliación. Los maestros arbitrarios, abusivos y desaforados caerán en infracciones que atenten contra los derechos de los alumnos. Así mismo, los estudiantes carentes de valores, irrespetuosos e irreverentes, no tendrán el concepto claro del acatamiento, la paz y la armonía.
Tanto los unos, como los otros tienen derechos y obligaciones. En la medida que se cumplan, se reducirá la brecha que origina agresiones, so pretexto de “DISCIPLINAR” o con el argumento tergiversado de la “LIBERTAD”