Es como si, luego de caer en cuenta del “naufragio” económico, se divise la boya que evitará el ahogamiento por inmersión. O como si, después del divorcio, se decidan segundas nupcias con la misma novia.
El Fondo Monetario Internacional que siempre había apagado el incendio de las Finanzas Públicas en el Ecuador, fue satanizado por el gobierno de la Revolución Ciudadana, para ir a entregarse en los brazos de los prestamistas chinos.
Ahora, retornamos por el camino andado y volvemos a estrechar relaciones con el FMI que, muy diligente y gustoso ha visitado el Palacio de Carondelet con las posibles alternativas de financiación para solucionar los graves problemas de liquidez que enfrenta el país.