Mientras Leopoldo Benites Vinueza llegó a presidir la Asamblea General de las Naciones Unidas, con el voto unánime de los miembros del organismo mundial, María Fernanda Espinosa logró el cargo mediante el voto de 128 a favor, contra 62 votos opositores y 2 abstenciones.
Para 1968, Benites estaba considerado como una de las mentes más lúcidas del continente americano. En 1973 fue elegido Presidente de las Asamblea General de la ONU, tras más de 15 años de actividad en el ente global y, como consecuencia de una candidatura límpida y de consenso universal.
La candidatura de Espinosa surgió como un devaneo diplomático, en el que, no se honró el compromiso del país con las aspiraciones de Honduras de presidir la Asamblea, lo cual se catalogó como la violación de principios del derecho internacional que dejaron en mal predicamento la postura de Ecuador.